El Club Yungay es un proyecto gastronómico futbolero que nació de la mano de dos amigos, allá por el año 2016.
Lo que en principio iba a ser una cafetería común y corriente, de un día para el otro pasó a ser un simpático barcito de fútbol, el cual, a su vez, gracias al boca a boca y a las redes sociales, terminó siendo un verdadero museo futbolero de interés mundial.

“Nos empezaron a escribir y a mandar banderines de todo Chile y países limítrofes. Ahora nos llegan desde lugares como Croacia, Chipre, Colombia, Noruega, entre muchos otros”, nos contó Mariano, uno de los “culpables” de este magnífico lugar.
Motivados por conocer gente del fútbol, y a la vez convencidos a fondo en su proyecto, este par de amigos recorrieron ferias de coleccionistas, persas, tiendas deportivas y viajaron casi pueblo por pueblo desde Valparaíso hasta Puerto Montt, buscando banderines, fotos, posters, lo que fuere, de clubes profesionales y amateurs.
Hoy en día ostentan la friolera cantidad de 960 banderines de todo el mundo y prometen ir por el Guinness. Todo esto mientras esperan pacientes la habilitación de su local, ubicado en el histórico barrio Yungay.

Consultado sobre esa asimilación valórica frecuentemente peyorativa del fútbol, Mariano desmitifica un poco esta creencia: “Mucha gente afirma que porque a uno le gusta el fútbol, automáticamente evita pensamientos complejos o responsabilidades verdaderas. Permítanme decirles que nada que ver. Existe, claro, gente que vive el fútbol de una forma lúdica poco prudente, quizás como un escape o fuga de otras cosas, pero, a la vez, generalmente estas personas hacen lo mismo con la política, el deber cívico, el trabajo y, en el peor de los casos, con el amor. O sea, la culpa no es del fútbol”.
Mientras esperamos ansiosos que lleguen los permisos para abrir, para visitar este asombroso lugar se puede concertar una cita en el siguiente Instagram: @clubyungay.
